lunes, 31 de diciembre de 2012

2012

Este fue el año en el que me casé, en el que emigré y en el que tampoco me quedé embarazada.
El año en el que cambié de trabajo y en el que entraron en mi vida María y Elena, para quedarse, espero.
Un año que empezó con muchas incertidumbres y que termina mucho mejor de lo que esperaba, contenta, en un país nuevo muy acogedor y con la posibilidad de haber viajado muchas, quizás demasiadas, veces a España para ver a la familia y los amigos.
El año que empieza tiene un número muy feo, pero esperemos que traiga lo mejor a los que están aquí y nos dejen seguir disfrutando de lo bueno a los que estamos fuera.
¡Feliz 2013 aventurero!

sábado, 29 de diciembre de 2012

Despidiéndome del primer año de casada

Creo que las despedidas de soltera no se cuentan, o eso tengo entendido, así que esta vez en vez de compartirlo voy a hacerlo como tradicionalmente, el que se meta en el blog que lo lea y el que no, no. Todo empezó como la típica cena de navidad de amigas, eligiendo fechas, sitios, menú,... Al final cayó un mexicano en el que no había estado nunca.
Qué cabronas que llegan tarde y con cosas. Ensaladas, flautas, nachos.
Al parecer cuando todas tus amigas se ponen de acuerdo para ir de un mismo color no debes pensar que eres una pringada, sino empezar a sospechar.
Un juego sorpresa, qué suerte tengo. Chupitos, tequila, margaritas.
Un bar donde hacerse fotos de perfil como de cárcel. Un bar todo de madera, mear en el baño con una desconocida, unas partidas al futbolín. Un guapo joven yogurín y al que le gusta Sabina.
Hubo un negro pero no fue gigoló.
El año próximo repetimos, eso sí, si no se casa ninguna ya tenemos a la elegida.

viernes, 14 de diciembre de 2012

La Navidad en Alemania

Ahora que ya se acercan las Weihnachten, que todo está nevado y que se apetece incluso un Glühwein de vez en cuando, se empieza a notar un poco la morriña. 
Va llegando poco a poco, un día es ver los indicios de una cena de Navidad, otro que te has perdido un amigo invisible (aunque aquí lo hemos hecho igual, claro, un Wichteln en toda regla, con regalos buenos y malos, bueno, casi todos buenos), una tarde que un amigo trae turrón de Suchard (aunque en casa nunca lo comas, no importa), y así poco a poco te das cuenta de que tienes ganas de volver a casa.
Me preguntó cómo será vivir en la piel de la gente que pasa las fiestas en su propia casa. Es decir, hay gente a la que va la familia a su casa. Algunos son canarios, pobrecitos, solos pero con su sol y su bañarse en Año Nuevo, jeje, pero otros... ¿son todos abuelos? ¿Hay que esperar a ser abuelo para pasar las fiestas en su propia casa? ¿O simplemente vale con tener a la familia cerca y no tener que viajar para tener esa sensación?
No sé, comprar un árbol y que dure toda la Navidad, montar un Belén y que no sea sólo para decorar en diciembre, el moderno centro-de-mesa-colgador-de-puerta de los alemanes...
Ahora que no sé todavía los planes, si subiré a Madrid, si no, incluso casi el día del vuelo, sólo pienso que al menos se ha cumplido lo que deseé el año pasado: que no hubiera pasado otra Navidad en la que verme de brazos cruzados, esperando mi suerte.
Bienvenida a Alemania, und frohe Weihnachten!