lunes, 28 de enero de 2013

V de Vendetta

Anoche vi por fin V de Vendetta. Para haber sido una película que ha marcado tanto mi vida, he tardado bastante realmente.
En realidad me alegro de no haberla visto antes, porque lleva razón.
Cuando el #15M estuve ahí, de pie, horas y horas, esperando que pasara algo, que hubiera alguna reacción por ir de forma pacífica. Nos tendrán miedo, nos escucharán. Pero nada.
Se han reído de nosotros y lo peor es que se siguen riendo en nuestra puta cara. Los unos y los otros.
Por ahora la única solución que existe para que las cosas cambien no es pacífica, es puramente violenta.
Pero, ¿por qué nunca pasa nada? Pues porque no queremos.
Un año y medio después de aquello aquí estoy, en otro país. Enganchanda a los Consejos de Ministros de los viernes, a las noticias y al tuiter, esperando todavía que pase algo. Que la gente un día se levante y sea distinta, que sea mejor.
Pero no va a pasar solo. No me he quedado a cambiarlo y no espero que nadie sea diferente.
Fuimos la generación de las manos blancas y de la Puerta del Sol. No nos educaron en la violencia, sino en rechazala. Quien más quien menos en España ha sufrido el terror cerca y no querría por nada del mundo repetirlo. No se puede esperar que de un día para otro cambiemos y nos volvamos terroristas, ni siquiera que dejemos de ser unos chorizos de corazón, orgullosos de nuestra picaresca.
Pero todo llega. Es cuestión de tiempo. Y si ahora no lo somos, quién sabe cuándo empezaremos a serlo. Cuándo se equilibrará la balanza, o se desequilibrará, y acabaremos como en Grecia. A tiros con el Parlamento por no haber sabido cómo arreglarlo antes de llegar a eso.

Remember, remember, the fifth of november...

miércoles, 23 de enero de 2013

Las horas extras

Hoy le hemos intentado explicar a los Kollegen alemanes que en España las horas extras no se pagan. Que, en general, es una cosa que se hace "porque te gusta mucho tu trabajo", por miedo a que te echen, porque sí, porque hay achuchones... continuos, o por cualquier otra razón para ellos injustificable. Y no sólo es que no se paguen, es que tampoco se compensan en tiempo libre.
Ellos estaban erre que erre, que es que en Alemania eso no pasa porque la ley lo impide. No, si en España la ley también lo prohíbe, pero se hace. Se puede ofrecer una jornada de 60 horas semanales y como muchísimo pagar 25 horas extras mensuales. ¿Y por qué? Pues porque no se pueden hacer más de esas, legalmente.
Al parecer aquí no es sólo que haya una ley, vamos, qué novedad, sino que la ley implica que tu jefe también es responsable de las horas que haces de más. Ahí ya cambia la cosa. No es que si un día te quedas más de 10 horas en el curro sea ilegal, es que si a la salida a las 10 de la noche estás tan cansado que te pegas una ostia con el coche y atropellas a alguien, no sólo se te cae el pelo a ti, sino que tu jefe responde con su patrimonio personal y entiendo que con algo más si toca.
Desde luego el juego cambia bastante, más aún cuando supongo que la gente en ese caso dirá de verdad que salía del trabajo, y no lo justificará con "no, si yo pasaba por ahí a la vuelta del gimnasio" o alguna cosa que se nos podría ocurrir a nosotros mentidores.
En fin, un tema más en el que ellos pensarán que somos un país bananero y nosotros pensaremos la suerte que tenemos de estar en un sitio donde, aunque haya gente que pierda 100 horas extras con el cambio de año, al menos se sabe que las tenía y las hubiera podido coger. O que se las pagaran, ¡válgame!
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Buscando en Google trabajo tirarse de los pelos

miércoles, 9 de enero de 2013

Un día en Kassel

¿Por qué hay Ampelmann en Kassel si nunca fue del este?
Hay días en los que las cosas se tuercen desde por la mañana y parece que no van a terminar de enderezarse.
Hace dos meses me planificaron una reunión el día 9 de enero, por la mañana. Por cosas de la vida, cuando fui a mirar los billetes resultó que por la hora tenía que coger el tren de las 6.14 por no llegar 15 minutos tarde con el de una hora después.
Bueno, como soy española me aguantaré para que no piensen que no me gusta madrugar.
En navidad me di cuenta de que el viaje coincidía con el aniversario. No pasa nada, como tengo un maridito maravilloso, me lo echó en cara solo un par de veces, no hasta la muerte como hubiera hecho yo, claro.
Esta mañana por fin llego, todo bien, el metro perfecto, tenía tickets (que no hacen falta, de eso me he enterado después), y no es mi tren. Bueno, sí, pero no parece un ICE. Total, pregunto, me monto, siéntese usted donde quiera, y al rato ya dicen que es que es de sustitución, pero que vamos a llegar en hora igual.
Mareo con el móvil, me duermo (dos horas) y cuando me despierto dispuesta a ver los emails del curro y mis cosas, salimos de un túnel, espero para que haya cobertura y se para.
Así media hora, ya dicen que no vamos a salir, que se ha roto la locomotora y que vendrán a remolcarnos.
Ya sé que no tiene nada que ver, pero no dejo de pensar que eso de que viniera empujando todo el rato por detrás no podía ser sano ;)
Ya nos dan Buenas noticias, ¡nos evacúan!
Y ahí es cuando intento avisar de mi retraso y resulta que no hay señal. Llamadas, mensajes, wasap. Al final resulta que se ha suspendido la reunión así que no hay prisa. Bueno, ni razones para estar en ese tren, claro.
Así que así he echado el día. Al final la reunión no ha sido tan mala, he adelantado lo que estaba previsto para el lunes que viene y me he echado unas risas en el baño. Hay que ver lo que les gusta aquí poner cartelitos de esos de usar la escobilla, pero a lo ingenioso. 
A la vuelta como no podía ser menos casi pierdo el tren porque hemos ido en tranvía y ha tardado una eternidad. Estoy convencida de que un taxista cabrón no habría sabido dar tanta vuelta.
Y para terminar, para que me cubra el trayecto en metro el billete de tren, no puedo pedir la devolución en el momento, habrá que mandar una carta.
Ale, pues nada, con esto y un bizcocho, casi que a la cama, que me va a explotar la cabeza.

martes, 8 de enero de 2013

Un año juntos

Hay gente muy romántica, gente romántica y luego está la gente que se olvida de su primer aniversario de bodas y se busca un viaje de trabajo justo ese día que dure desde las 6 de la mañana hasta las 20 horas.
Está claro que yo pertenezco al último grupo y, aunque en este caso el viaje no lo haya planeado yo directamente, tampoco puedo decir que no he tenido tiempo estos dos meses para darme cuenta y pedir cambiarlo.

El caso es que mañana se cumple un año desde que nos casamos el Marommo y yo. Ahora que se dice que estamos embarazados, supongo que lo correcto también es casarse en plural.
Lo pasaré en Kassel, más al norte de Alemania, aunque más bien podría decirse que lo pasaré en tren recuperando horas, porque al final el viaje va a durar seguramente más que la propia reunión (si me dan de comer, si no, no).

Ha sido un año muy intenso. Empezamos estando otra vez unos meses a distancia. Se ve que cinco años no fueron suficientes y para celebrar la boda qué mejor que recordarlo tomándonos 2000 km.
En realidad se pasan en ná, cuando te quieres dar cuenta ya estás haciendo de nuevo la mudanza y luego parece que siempre hubiera sido así, los dos juntos en Múnich, con el frío, la cerveza y montando en bici.
La celebración costó pero llegó. Tarde, doble y puede que para algunos mal. Supongo que se podría haber hecho mejor, pero se intentó compartir con la mayoría de la familia, que en estos tiempos no es poco y que ni siquiera nos habían visto después de la boda en muchos casos.
El tema laboral para mí ha ido muy bien, para el Marommo aún está arrancando, pero creo que el cambio de aires ha ayudado mucho. Supongo que no es bonito tampoco hablar de eso en un aniversario, pero bueno, ya que fue la razón principal para casarnos creo que se ha ganado su lugar aquí.

Personalmente... personalmente no os lo voy a contar, que es muy íntimo. En resumen estoy muy bien, creo que estamos muy bien, casi nada ha cambiado y casi todo. Una vez que me acostumbré a decir Mann ahora lo que me queda es acostumbrarme a decir marido, ¡pero es que cuesta!
Espero que el año que viene también pueda echar la vista atrás y, aunque con menos novedades, el balance sea tan positivo.
Porque sentimentalmente merece la pena, pero es que económicamente ni te cuento...!!
Fuera coñas, me alegro, aunque tuviera que ser en Gibraltar :)