domingo, 28 de julio de 2013

El trabajo que nunca termina

Este mes está siendo un poco especial, esta semana con el accidente del tren de Santiago me han hecho muchas preguntas (también me las he hecho yo, pero de alguna forma la gente esperaba que supiera más cosas) y a partir del lunes seré la única "experta" de frenos que quede en mi proyecto en el equipo de validación.
No es algo que me tranquilice, pero un poquillo de orgullo sí que siento. Sobre todo por no tener miedo. Cuando empecé siempre tenía mucho miedo, a romper algo, a no saber cómo reaccionar. Ahora ya he (re)aprendido que los ensayos nunca salen bien, que las medidas llevan el hecho intrínseco de esperar y esperar, que los que mueven los trenes se lo toman todo con calma y que es posible perder un tren entero entre cuatro vías y una nave industrial.
Es un trabajo que me gusta, aunque nos torturen. Esta semana se suponía que la íbamos a poder pasar entera en casa haciendo trabajo de oficina, y al final nos vamos el martes muy temprano y por poco además de los turnos nos toca quedarnos el fin de semana. "Sábados y domingos" dijo el jefe jefazo. "Danos más gente como prometiste" me hubiera gustado decir a mí, pero por suerte ahora mismo no hace falta. Se cae por su propio peso. Si no son capaces de saber qué día vamos a empezar, no pueden ni empezar a hablar de festivos... por ahora.
Las vacaciones se retrasan, o se adelantan, ahora mismo están un poco en el aire. Algún día libre tendré y espero que para entonces vuelva a hacer sol. Tampoco tienen que ser días a 38 ºC como este fin de semana, que para pasar el calor español mejor que sea directamente en España.
Ya se verá. Como todo, pero mientras a disfrutar de la independencia de ser los únicos que prueban nuestro tren, aunque sea en mitad de la nada.

viernes, 12 de julio de 2013

Vacaciones... en España

Había aquello de "¿Cómo pasaste las vacaciones, bien o en familia?". Pues cuando vives fuera eso empieza a aplicarse, sólo parcialmente, a las vacaciones en España. No es que no sean vacaciones, que lo son, y hace calor, y hace sol (dios mío, ¡pero si era hasta verano!), y puedes ir a la playa o tomarte un tinto de verano o una sangría aunque no la tomes nunca.
Lo que pasa es que se complica todo. Esta vez no tengo queja, con la excusa de la boda al final pasamos dos días en Almuñécar bastante tranquilitos y pudimos hacer vida de no hacer nada, más que bañarnos y comer pescado.
Luego no, luego un montón de coche. Los germanos deben pensar que los españoles sólo van en coche en vacaciones, porque siempre que vuelvo digo "bien, pero mucho viaje, mucho coche". Que si Málaga-Granada, Graná-Almuñécar, Almuñécar-Nerja, Almuñécar-Aeropuerto de Málaga-La Línea. Y así infinitamente en sus múltiples variaciones.
El Marommo decía que necesitábamos vacaciones de las vacaciones, y a lo mejor no tanto, pero un poquico sí que necesitaríamos desconectar, a ver si al final con las fechas puede ser y hacemos ese viaje largo del que tanto llevamos hablando...

La boda estuvo muy bien, muy bonita. Con su marco incomparable y sus señores gordos duchándose al lado en la playa. El canapé antes de la boda, para hacer hueco y luego mucho baile, y muchos juegos. Los novios se llevan una de merchandising que ya quisiera un programa de televisión.
Luego la familia también bien, aunque muy corto. Empiezo a pensar que nunca van a estar contentos por mucho tiempo que nos quedemos, pero la verdad que este año se pueden quejar con razón. Desde Navidad sólo dos visitas relámpago y lo que queda. Pero bueno, también está el camino de vuelta ;)

Ahora esta semana es como una burbuja. Trabajando desde Múnich, y pasando aquí el fin de semana como si nada. La que viene ya no, otra vez de vuelta a Braunschweig y al parecer a hacer pruebas en mitad de la nada. Dicen que no podemos hacer fotos allí, pero vamos, si alguien lo reconoce vendrá en su caballo blanco a salvarnos (o en una locomotora blanca, que sería más propio). No es que no haya cantina, es que no hay más que campo.
Ay, las medidas, ¡qué recuerdos!