sábado, 16 de noviembre de 2013

De Chiang Mai a Krabi, pasando por Phuket

Hoy es de esos días en los que todo se tuerce, aunque si lo miras bien en el fondo te ha sonreído la suerte y a pesar de que yodo haya ido mal, al final ha salido bien.
Empezamos la mañana en Chiang Mai, al norte de Tailandia, donde hemos visto tigres como si fueran gatos y hemos montado en elefante, nos hemos sacado el curso de masaje con aceite aromático y hemos tirado el primer farolillo.
Allí hemos cogido un tuk-tuk al aeropuerto, después de que intentar coger un taxi con taxímetro a las 7 de la mañana fuera misión imposible.
El vuelo hacía escala en Bangkok tres horas, y luego a Phuket, porque el directo salía casi el doble y total...
En Phuket resulta que has llegado a la Costa del Sol y eres alemán, y no lo sabías. Lo que en el norte un taxi cuesta 150Baht (4€) aquí empieza por 500Baht (siguen siendo 12€) porque el aeropuerto está a sus buenos 30km de la ciudad y el puerto.
El alojamiento lo habíamos cogido en Krabi que dicen que es más tranquilo y está mejor. Que está a 3 horas en bus y el último barco, directo o indirecto, era a las 14:30 no nos lo había dicho nadie. O no lo habíamos leído, claro.
Así que nada, que si un taxi (2500B) es más de lo que nos había costado el avión (1800B), porque tarda tres horas, que los coches de alquiler son mínimo para tres días.... Al final hemos seguido las indicaciones de los carriles y de un señor al autobús y nos hemos conseguido montar en uno que iba a Patong Beach pero que nos han dicho que iba para Phuket.
Ilusos de nosotros, el autobús de turistas (80B) nos ha dejado en un centro comercial y allí hemos tenido que cambiar a uno de los rosas (10 baht) que van abiertos por detrás. El conductor no hablaba inglés pero el chico de los billetes sí y nos ha prometido que nos dejaba en la estación de autobuses.
Con la orientación del Marommo y la ayuda del chico hemos llegado a la estación de autobuses. Pero no a la de donde salen los de Krabi. Así que otro bus rosa hasta la terminal 2, canino hacia atrás, y corriendo a pillar los dos últimos asientos, que no billetes, para el bus de tres horas a Krabi (160B). Todo un lujo, con aire acondicionado y aseo, y con una lluvia del carajo. Nos han dejado hasta subir con los noodles que nos habíamos hecho en el kiosko de la estación.
La mayoría de paradas eran en mitad de la nada, pero al final en la nuestra no sólo era en ciudad, sino que había un conductor de tuk-tuk esperando para negociar llevamos al hostal (75B).
Aún no me creo que estemos aquí, pero ya nos han organizado la excursión para mañana a las 4 islas.
Nos hemos quedado sin ver el festival de las luces esta noche, y una cosa queda clara, para todo en esta vida hay solución con dinero, y la gente en Tailandia ayuda mucho más de lo que se espera.
A lo que no me acostumbro todavía es a la sensación de ser la guiri que no sabe si la están engañando.

domingo, 3 de noviembre de 2013

Preparando las vacaciones

http://1.1.1.1/bmi/blog.kuoni.es/wp-content/uploads/TAI-2011-Playa.jpg
Más bien debería llamarse NO preparando las vacaciones, porque la verdad es que creo que es la vez que más perra me he visto para preparar un viaje.
Es cierto que somos muy dejados, sí, el Marommo también, y casi siempre nos compramos los vuelos a última hora (por dios... Navidad! ¡los vuelos! ¡arghhh!) o dejamos el alojamiento o las entradas un poco hasta el final.
Pero en este caso nos llevamos la palma. El viaje estaba planeado para septiembre. Bueno, no a Tailandia, más bien a donde fuera. Primero que si Japón, luego Vietnam, al final que no, que templos pero playa, y así fue como surgió. Luego resulta que mi proyecto en el norte terminaba justo justo justo (su puta madre) en septiembre y no me las podía coger. Luego al parecer sigo aquí, dicen, y aunque iba a terminar otra vez a final de noviembre y venía fatal que me las cogiera, se va a volver a retrasar y ya se está hablando de enero de 2014. Claro que para entonces ya sí que no estaré aquí, por mi bien y por el suyo.
Así que aquí estamos, habiendo comprado los vuelos con apenas tres semanas de antelación, sin hoteles preparados, poniéndonos las vacunas a todo correr (algunas ni eso, claro), buscando la guía adecuada y comprando emergency ponchos y pastillas así como de refilón.
La semana pasada me compré la primera mochila de mochilera de mi vida. Supongo que lo de no llevar peso ha hecho mucho durante todos estos años, porque la primera que me puse cargada con peso de ese de la tienda casi me tira para atrás. Al final cogí una más pequeñica y que no se me apoyara todo en el culo, así que tendré que sobrevivir con pocas bragas y ropa. Dicen que allí hace calor, aunque desde aquí resulta inimaginable, y supongo que por oler regular un par de semanas no pasa nada, así que sobreviviré. 
Luego seguro que la gente va con su maleta de ruedas y tan campantes, y que por llevar mochila nos roban todo al facturar el equipaje, pero así tendré más anécdotas que contar a la vuelta, no?
Ahora queda pasar esta última semana, conseguir un pasaporte o sustituto en fecha que me permita ir y volver, y desconectar. 
Por mi vida, necesito desconectar. No cerrar los ojos y pensar "aquel test de ayer...". Que sí, que los trenes molan mucho y no sé cómo puede vivir nadie sin jugar con ellos, pero creo que mi salud mental está al borde del colapso.
Y a todo esto, yo me tenía que estudiar unas normas y aquí estoy, mirando botas por internet y sin preparar el viaje ;)