sábado, 21 de marzo de 2015

Múnich sí que es bonico (y no sólo en primavera)

La verdad que cuando llegas a Múnich hay una cosa que da un poco de mal rollo. Todo el mundo te dice «ah, en verano es muy bonita, ya verás».
Como decía Andreonci, ¿y qué pasa en invierno? Nadie diría de Graná que es una ciudad bonita en verano, o es bonita o no lo es. Y peor aquí que el invierno dura 6 meses.
Luego llega el momento y lo entiendes, no es que sea horrible, es que son dos cuides. Una verde, con muchos parques y lagos, y otra blanca blanca. La blanca también es bonita, pero no es tan espectacular.
Lo bueno es que sí hay entretiempo. De hecho hay tanto entretiempo que un español recién llegado podría decir que lo que no hay es verano, más que una o dos semanas al año, y muy posiblemente en abril o mayo y no en julio ni agosto.
Pero bueno, comparado con Madrid se sale ganando. Allí decíamos que la primavera (o el otoño) era nuestro día favorito del año, y no es exagerar. Si hubiera un mes con temperaturas de 25°C sería la ciudad perfecta, pero lo de no poder ni dormir del calor... Al menos eso no lo echo de menos.
Así que en días como hoy da gusto estar aquí y poder pasear al aire libre con el solecico y el lago.

domingo, 1 de marzo de 2015

Hay cosas bonitas

Hay cosas bonitas en la vida y una de ellas nos la hemos encontrado hoy de casualidad en un concierto de un coro.
Uno de mis Kollegen canta en un coro y nos comenta siempre cuándo hay concierto para pillar las entradas. Que no son baratas, por cierto. Antes también cantaba otro compañero, pero eso es otra historia.
La sala donde hacen los conciertos es impresionante, es la Herkulessaal del Palacio de la Residenz. Eso ya fue una bonita sorpresa la primera vez que fuimos.
Ahora ha sido la pieza, Mass of the children de John Rutter. Era junto con un coro de niños y, aunque según el Marommo era una misa en inglés y latín y me debería chirriar, no fue para nada así y la música era bastante alegre. Los solistas regular, ella la típica rubita pequeña que luego tenía un vozarrón, y él muy soso y no en su mejor día, muy bajito todo, así que ella lo ensombrecía todo el rato, pero ha dado un poco igual. Normalmente los conciertos son sin más ni más, bonicos pero los podrías olvidar, pero con este no creo que pase.
Si tenéis ocasión de escucharlo es muy recomendable. Y la sala para los muniqueses también merece una visita.
München OratorienchorKinderchor der Bayerischen Staatsoper